Una vez me preguntó el CEO de una empresa qué creía que debían hacer para ser más innovadores y entregar una mejor experiencia de cliente.
– Creo que os vendría bien poneros a dieta -dije con seguridad. Yo ya conocía la empresa lo suficientemente como para haber identificado lo que, a mi modo de ver, era su talón de aquiles.
El CEO me miró con cara de no-tengo-ni-idea-de-qué-estás-hablando.
Así que le expliqué qué era una empresa con sobrepeso, qué hábitos provacaban ese sobrepeso, por qué ellos tenían que ponerse a dieta y cómo lo podían hacer.
Los 10 síntomas de que tu empresa también tiene sobrepeso
Una empresa con sobrepeso es una empresa que se caracteriza por ser lenta en todo lo que hace. En general, debido al sobrepeso, tienden al sedentarismo (inmovilismo) y, si se mueven, se mueven con una lentitud mastodóntica.
La obesidad de las empresas es una desastrosa combinación de factores culturales de la empresa (lo más complicado de cambiar), de procedimientos enrevesados y falta de enfoque en lo que de verdad importa.
¿Cómo sabemos si una empresa tiene sobrepeso?
Hay muchos síntomas que pueden decirte si tu empresa tiene sobrepeso, aquí te pongo los 10 más frecuentes:
#1. Visión jerárquica de la relaciones (la jerarquía es sagrada)
#2. Lentitud. Son lentas, muy lentas (hasta para los trámites más banales)
#3. Predominio del pensamiento único (y el “consenso universal”)
#4. Predominio del papeleo y la burocracia
#5. Abundan las reuniones (reuniones para todo)
#6. Las sinergias entre departamentos son casi un mito ( y más vale que respetes las competencias)
#7. Creen que ya lo saben todo (así que no les vengas de listo)
#8. Creen que para probar algo nuevo hace falta mucho dinero
#9. Ante nuevas ideas, siempre van con un “no” por delante
#10. Infravaloran el potencial de sus empleados (no le escuchan, etc.)
En el mundo globalizado, dinámico y ultracompetitivo en el que vivimos, si queremos seguir en la carrera y diferenciarnos de la competencia y de las startups acechantes, las empresas deben ponerse a dieta, porque es la única forma de avanzar con rapidez.
No conozco a ninguna empresa que haya fracasado por hacer las cosas demasiado rápido, pero sí a muchas que han dejado de existir por hacer las cosas demasiado lentas.Estoy pensando en Kodak, BlockBuster, Nokia y otras muchas, que han pasado a la historia por haber sido demasiado lentas en darse cuenta de lo que se les venía encima y corregir el rumbo.
Los síntomas de una empresa esbelta
Por otra parte, es fácil reconocer a una empresa que está en forma: son flexibles y ágiles.
Flexibilidad en muchos sentidos. Por un lado para cuestionar lo que saben, sobre el mercado, el cliente, los empleados, la “mejor” forma de hacer las cosas o la “correcta”, etcétera.
Pero flexibilidad, como consecuencia de todo lo anterior, se muestra en que no solo son organizaciones que están abiertas a probar cosas nuevas, sino que además no les importa equivocarse. De hecho para ellos equivocarse es otra forma de aprender.
Agilidad para probar ideas. Las empresas ágiles no esperan a que las condiciones sean perfectas para lanzar una idea al mercado y aprender. Simplemente las lanzan con lo que tienen, porque para ellas lo más importante es aprender.
La ventaja de las empresas ágiles es que en vez de “apuntar y disparar”, ellas “disparan, apuntan y disparan”, lo que les permite un segundo tiro más certero.
Moraleja
En el mundo de los negocios predomina el sobrepeso: síndrome que hace que las empresas se muevan con dificultad y muy lentamente.
Estar gordos es un lujo. Pero, eh…. Lo bueno es que ya sabemos qué debemos hacer.
Debemos perder peso. Ser más lean.
Idealmente tan flexibles, ágiles y ligeras como una startup.
No es fácil, lo sé.
Pero lo bueno es que los pasos que tenemos que seguir en nuestras empresas son los que hemos seguidos en nuestras dietas personales.
Primero debemos concienciarnos sobre el problema (somos demasiado pesados). Después ser coherentes con lo que queremos y, por último, debemos ejercitarnos, hasta que se convierta en un hábito.