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¿Estás todo el día apagando fuegos? El problema y la solución

La mayoría de los TITULARES y GERENTES se ponen el traje de bombero en cuanto entran por la puerta de la farmacia y se pasan TODO el día apagando fuegos.

Lo peor es que la enorme mayoría de esos fuegos los podría apagar perfectamente otra persona…. del EQUIPO (pero NO lo hacen).

En esté artículo te quiero explicar, basado en mi experiencia, cuál es el motivo por el que pasa esto y cual es la solución: aprender a DELEGAR de verdad.

¿Empezamos?

Más que una habilidad

Delegar correctamente es más que una habilidad; es un arte que todo titular o gerente de farmacia debería dominar.

No se trata simplemente de decir a cada uno de tu equipo qué hace quién, sino de saber darle a cada uno, de manera gradual, una mayor autonomía y responsabilidad de sus tareas.

Cuando se delega correctamente, no solo se libera tiempo, sino que se enriquece el trabajo de los colaboradores, aumentando su motivación y crecimiento profesional.

El Error más Grande al Delegar

El mayor error que cometen muchos titulares y gerentes al delegar es que delegan la tarea, pero NO la responsabilidad. La responsabilidad se la quedan ellos y después pasa lo que pasa.

Cuando hay algo en la tarea «delegada» que se sale de lo normal, cualquier contratiempo, cualquier duda sobre un caso específico o lo que sea, como el responsable sigue siendo el gerente.

¿A quién van a preguntar?

Sí, al gerente.

Entonces, cuando se delega mal (sin delegar también la responsabilidad), todo el tiempo que se ahorra al pedir que otro haga la tarea, después se recupera en interrupciones para que se le diga qué hacer…

Muchos titulare y gerentes de farmacia, creen que tienen todo delegado, pero si se ponen a valorarlo desde el punto de vista que se comenta en este error, se darán cuenta, que no lo han delegado, porque los responsables siguen siendo ellos.

La regla de Oro para delegar

Podría escribir un libro hablándote de cómo delegar correctamente, pero si sólo pudiera escribir un tweet de 120 caracteres, diría que la regla de oro de la delegación es que el titular o gerente dice el qué y la otra persona dice el cómo.

Porque si se hace así, al tener clara la tarea que se ha delegado en él o ella y se le deja espacio para decidir cómo la completar, no solo se le está pasando la tarea, sino también la responsabilidad y la autonomía para hacerlo.

Es decir, cuando se delega, el gerente debe especificar qué tarea debe realizarse, mientras que el empleado tiene la libertad de decidir cómo llevar a cabo esa tarea (siempre que se cumpla con él objetivo o se supere).

Al permitir que el empleado tome decisiones, se fomenta su responsabilidad y autonomía, lo que aumenta su implicación y su rendimiento.

¿Qué pasa cuando hay un contratiempo?

Pues cómo tiene autonomía y responsabilidad para hacer las cosas, no le preguntará a nadie, no interrumpirá a nadie y hará lo que tenga que hacer.

Si se equivoca, ya tendrás tiempo de seguir enseñándole. Y si NO se equivoca, enhorabuena: acabas de delegar una tarea al 100%.

¿Cómo delegaría un nuevo servicio? (Ejemplo)

Imaginemos que deseas implementar un nuevo servicio de nutrición en la farmacia.

En lugar de detallar cada paso a seguir, puedes encomendar la tarea a uno de tus colaboradores y permitir que él o ella diseñe el protocolo de atención, definiendo los criterios de evaluación y estableciendo los indicadores de éxito del servicio.

Al darle esta libertad (mediante la responsabilidad y autonomía) para tomar decisiones, estás empoderando a tu equipo y permitiendo su crecimiento profesional.

La otra clave: el seguimiento

Aunque la delegación implica confiar en el equipo y permitirles actuar con autonomía, esto no quiere decir que no estés ahí o que no le hagas seguimiento y les sigas enseñando.

Sí, lo sé, dar autonomía y responsabilidad da un poco de «miedito»pero, créeme, merece la pena.

La clave para reducir ese «miedo» es ver la delegación como un proceso de FORMACIÓN (porque lo es).

En la formación NO lo puedes enseñar todo, cada caso posible (entre otras cosas porque saturarías a la otra persona).

Desde esa perspectiva, a veces el colaborador tomará mejores decisiones, otras peores… Realmente esto no importa, lo que importa es que aprenderá y mejorará sobre la marcha.

El líder es fundamental para acompañarlo durante el proceso y orientarlo. ,

En resumen…

Delegar es una vía excelente para que el equipo sienta que sigue creciendo profesionalmente y es estimulante para ellos, porque hace su trabajo más rico y variado.

Pero hay que cumplir una condición: se debe delegar el qué (la tarea) y el cómo (la forma de lograr esa tarea). Cuando se hace bien, TODOS ganan: el gerente gana tiempo, el equipo le da más dinamismo a su trabajo y siente que sigue creciendo.

Cuando se delega en el equipo, pero SIN dar autonomía y responsabilidad, esa tarea se convierte en algo impuesto, una tarea más y equipo se enfada y se agobia.

Como ves, es una diferencia sutil, pero FUNDAMENTAL para que todo vaya bien.

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